Fecha: 22 de enero de 2023.
Pasamos la mañana en Hita. Está a unos 90 km de Madrid
Reservamos el día de antes la visita guiada por Hita, incluidas las bodegas, en este teléfono 949852763. Cuesta 3€ por persona y salen de la Casa Museo del Arcipreste.
Hay un aparcamiento de tierra al entrar al pueblo.
Hita conserva su casco antiguo de traza medieval que fue declarado Conjunto Histórico en 1965. Bajo dominio musulmán se estableció una fortaleza en la cima del cerro. A lo largo del siglo XIII se forma una importante judería. Un siglo después Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, escribe el Libro de Buen Amor. En el siglo XV se vive un último periodo de esplendor siendo señor de la villa el Marqués de Santillana.
Del antiguo castillo de Hita se conservan restos arqueológicos. De la muralla queda en pie medio kilómetro y la puerta de Santa María de estilo gótico. Bajo uno de sus lienzos se encuentra el Palenque. La plaza Mayor o del Arcipreste fue mercado en la Edad Media y gran parte de sus viviendas pertenecieron a familias judías.
En el barrio alto se encuentra la casa del Arcipreste que alberga un pequeño museo dedicado al Libro de Buen Amor. También podemos visitar las ruinas de la Iglesia de San Pedro y la iglesia de San Juan, situada un poco más arriba, es de estilo gótico-mudéjar.
A media ladera encontramos el barrio de los Bodegos. Se denomina así a un conjunto de casas-cueva de origen medieval excavadas en la ladera del cerro.
A un nivel inferior se localizan las bodegas de los Judíos. Un centenar de cuevas utilizadas desde la Edad Media hasta el siglo XX para la conservación del vino. Hasta que una enfermedad en las vides hizo que el vino perdiera calidad.
La Guerra Civil Española acarrea la destrucción de la villa, al ser línea de frente durante toda la contienda.
El Festival Medieval de Hita está declarado fiesta de Interés Turístico Nacional. Se celebra todos los años el primer sábado de julio desde 1961. Es un festival de teatro que pretende rememorar la figura de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, su obra y su época. Junto a los "botargas", personajes enmascarados, desfilan por las calles los vecinos de la villa. Se trata de un acto carnavalesco que finaliza con la representación del combate de don Carnal y doña Cuaresma. En el Palenque tienen lugar los torneos caballerescos con justas a pie y a caballo.
Dentro de la oferta gastronómica cabe destacar los asados de cordero y de cabrito en horno de leña. También las migas y productos de la matanza sin olvidar la miel de la Alcarria.
Lo primero que encontramos frente al aparcamiento fue El Palenque.
Rememora los antiguos recintos de madera del Medievo, donde se celebraban los torneos caballerescos.
Se levantó, en 1970, a los pies de la muralla como escenario de las justas del Festival Medieval de Hita que se celebra el primer sábado de julio.
Yo lo tengo apuntado en la agenda para ir al espectáculo nocturno que es una maravilla.
Con capacidad para 2.000 espectadores, se recrean todos los años justas a pie y a caballo, después de que los caballeros asistentes practiquen su puntería en los juegos de sortijas, el acoso al estafermo y los lanzamientos de bohordos a dianas o castilletes de madera.
Continuamos hacia la Puerta se Santa María.
La puerta comenzó a construirse en 1441 y es el elemento más singular del recinto amurallado de Hita.
Se encuadra dentro de la arquitectura militar gótica y es una de las señas de identidad de esta Villa.
Fue parcialmente dinamitada durante la Guerra Civil. Se realizó una primera reconstrucción a partir de 1965, coincidiendo con la declaración de Hita como Conjunto Histórico Artístico. En 2005 se realizó una segunda y definitiva reconstrucción.
La puerta se compone de un arco apuntado flanqueado por dos garitones y un matacán con su peto almenado que la corona. Preside la entrada el escudo de armas de Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, señor de Hita, militar y poeta.
A ambos lados del escudo heráldico, se sitúan dos yelmos cincelados en la piedra que representan la divisa utilizada por el Marqués en los torneos caballerescos.
Las familias judías practicaban su religión en la sinagoga que también se encontraba en la plaza Mayor y comerciaban con el vino y la lana producidos en la comarca.
Se conservan buenos ejemplos de arquitectura popular, como una vivienda con soportal que posee una doble línea de pilares de madera.
También son interesantes algunas fachadas de ladrillo de tradición mudéjar y el muro que separa esta plaza de la de doña Endrina, situada 8 metros más arriba con un plano del lugar.
Seguimos subiendo y nos encontramos con las ruinas de la Iglesia de San Pedro.
La iglesia de San Pedro tuvo, probablemente, un origen un románico, para después transformarse en un templo mudéjar.
Los hidalgos de Hita eligieron este templo como última morada a lo largo del siglo XVI. La mayoría de sus lapidas sepulcrales se trasladaron al templo de San Juan a mediados del siglo XX, aunque todavía podemos ver en su pavimento la de Fernando de Mendoza, último alcaide del castillo.
En el siglo XVIII, este templo pasó a ser el principal de la villa a causa de la desaparición de la iglesia arciprestal de Santa María.
Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil, acabó destruida. Solo quedaron en pie restos de sus muros perimetrales y la fachada del camarín de la Virgen, añadido en el siglo XVIII a la cabecera del templo.
Actualmente, este recinto se utiliza para celebrar actos culturales (recitales, conciertos, teatro, etc.) en primavera y verano.
La iglesia de San Juan se construyó en estilo mudéjar durante los siglos XV y XVI, salvo la torre que es herreriana.
Se cerró al culto a principios del siglo XIX y abrió de nuevo sus puertas ya como único templo parroquial en los años 50, tras su restauración.
En su interior, a nivel arquitectónico, destaca la cubierta de madera del presbiterio con decoración en lazos de estrella y el artesonado de casetones octogonales que cubre la capilla de la Virgen de la Cuesta. Ambas techumbres son del siglo XVI.
Llaman la atención también las losas sepulcrales de los hidalgos de Hita que cubren el pavimento y proceden del templo de San Pedro.
Otra curiosidad es la existencia de dos pilas bautismales, una románica situada en la cabecera y otra renacentista situada a los pies y procedente también de San Pedro.
Son de interés, además, la talla de la Virgen de la Cuesta, Patrona de Hita, el Cristo renacentista que preside el altar Mayor, la talla barroca de San Juan, así como varios lienzos barrocos y neoclásicos que decoran las naves del templo.
Pasamos a ver los Bodegos.
Los bodegos de Hita son casas-cueva de origen medieval. Se distinguen de las bodegas en que las bodegas, su uso exclusivo es la de almacenar vino.
En un documento de la judería, fechado en 1492, ya se mencionan varias “casas bodega”. En el siglo XVIII, eran 14 las cuevas habitadas y ya se las denominaba bodegos. Su abandono definitivo se produjo a finales de los años 50 del siglo XX.
Los bodegos están excavados en la ladera del cerro de Hita, en el barrio más antiguo de la población donde vivió Juan Ruiz y se encontraba la desaparecida iglesia arciprestal de Santa María.
El interior de estas cuevas está dividido en estancias separadas por muros de adobe encalados. Además de la cocina con chimenea, disponen de varias alcobas dormitorio. Al fondo se encuentra el granero, el pajar y el establo destinado a las caballerías.

En el siglo XVIII, tras despoblarse el barrio alto y cerrarse al culto, el cardenal Lorenzana ordenó su demolición para transformar su solar en campo santo. Y algunas de sus lápidas se utilizaron en los bodegos como escalón.
El Bodego del Tío Diego es uno de los más típicos en Hita pero no lo pudimos ver por dentro porque había tenido un pequeño derrumbe por las lluvias y no era seguro pasar.
Pasamos a ver una Bodega, la única propiedad del ayuntamiento, situada entre el Palenque y la Puerta de Santa María.
Hace seis siglos, las bodegas de Hita ya se utilizaban para almacenar el vino de esta tierra.
La judería de la Villa controló su producción y comercialización hasta su expulsión en 1492. La viticultura fue decayendo poco a poco; fueron desapareciendo los viñedos y las bodegas quedaron vacías a medados del siglo XX.
Se conservan más de un centenar de bodegas excavadas bajo las propias casas en el légamo, la tierra arcillosa del cerro.
Disponen de una o más galerías donde se encuentran las tinajas que servían para conservar el vino. Algunos de estos recipientes muestran los llamados sellos o marcas de alfarero de origen medieval.
Las galerías suelen estar reforzadas con arcos de ladrillo y al fondo disponen de un aljibe donde se almacena el agua de lluvia.
En la Casa Museo del Arcipreste, desde donde sale la visita guiada, hay varias salas para ver. Os enseño algunas.
La Sala de Máscaras.






















































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